martes, 7 de enero de 2020

Historia de un expolio (o por qué el MET tiene el Patio del Honor entero)


¿Recuerdan cuando dijimos que, básicamente, a partir del siglo XVII el castillo quedaba prácticamente abandonado? Bueno, pues eso es justo lo que pasó. Durante poco más de tres siglos, el castillo de Vélez Blanco estuvo abandonado y, con el paso del tiempo, fue deteriorándose cada vez más y más.

Pero nada dura para siempre. Y, aparentemente, aparte del deterioro, esto incluía el tener que quedarse donde lo construyeron.



Hay que ubicarnos temporalmente en los principios del siglo XX. A estas alturas el castillo esta casi en ruinas, y prácticamente no vive nadie allí ya. Por ello, no es de extrañar que sus propietarios de entonces, los duques de Medina Sidonia, decidiesen vender algunas partes de este inmueble al mejor postor. En este caso, el mejor postor resultó ser un tratante y coleccionista francés llamado J. Goldberg, el cual compró en 1903 los frescos que comentamos en la otra entrada, a quien luego se la compró otro coleccionista francés, Emile Peyre, quien acabó por donarlos al Museo de Artes Decorativas de París, donde se guardaron sin inventariar y por ello se descubrieron de casualidad casi un siglo después, en 1992.

Pero la compra gorda fue la del Patio del Honor. Realizada en 1904, se le vendió al mismo Goldberg el patio entero, incluyendo también algunos otros fragmentos de la estructura palaciega, por 80000 pesetas de entonces. Tan solo algunos intelectuales locales se dieron cuenta de esta venta de nuestro patrimonio, y sus avisos y protestas cayeron en oídos sordos frente a una clase política más preocupada por otros asuntos. Por ello, lo que antaño fuese una maravilla del Renacimiento español iba ya rumbo a Marbella desde Cartagena, separado para su traslado por barco. Una vez en Francia, Goldberg contactó con todo aquel que desease una pieza de este atractivo pastel, y acabó siendo comprado por George Blumenthal, un rico banquero estadounidense, en 1913 para incorporarlo como decoración de su nueva casa en Nueva York. 

Enlace a fotogragía del Patio del Honor en la casa de Blumenthal en Nueva York. Recogido de Lentisco Puche, J. D. (2003). Ruina, venta y expolio del castillo de Vélez Blanco. Andalucía en la historia (1), pp. 89-93.

Tras su muerte en 1945 es cuando, tras la demolición de su casa, la mayoría del patio pasó al almacén del Museo Metropolitano. Sin embargo, hasta que pudiesen exponerlo pasaron dos décadas, puesto que faltaba el sitio necesario para que pudiese ser musealizado correctamente, hecho que pudo realizarse finalmente en 1964, donde aún hoy permanece expuesto. Sin embargo, la necesidad de ajustarse al espacio del museo y a las particularidades de ser objeto de exposición obligaron a que la configuración del patio no obedezca la estructura original que tenía en el castillo, con ejemplos como la planta perfectamente cuadrada que tiene actualmente o la falta de una balaustrada a la que se le perdió la pista en 1945 tras ser vendido a unos particulares neoyorquinos.

Curiosamente, en España las labores de renovación y rehabilitación del castillo no comenzaron hasta los 60 y 70, después incluso que la restauración del patio por el MET para su exposición.

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