domingo, 5 de enero de 2020

Sobre la capilla de los Vélez




Hablemos un poco de la capilla de los Vélez, que ya va siendo hora de cubrir esta pequeña gran obra artística y arquitectónica. Para empezar, aclaremos una cosa: como ya hemos dicho anteriormente, que se llame “de los Vélez” no significa que lo haya construido nuestro Marqués enteramente; de hecho, solo estuvo a su cargo de verdad los cuatro años que tardó en finalizarse desde su proclamación como Adelantado Mayor, y ya para 1506 le estaba casi arruinando. 

Pero esto no le quita interés alguno, porque la capilla tiene una curiosa historia en la que nuestro sujeto sí jugó un papel destacado. 

La capilla sigue un modelo gótico tardío que no tiene parangón en la región, con una decoración recargada pero, como ya veremos, muy probablemente incompleta, y con un posible germen de su existencia que, como ya comentamos en otras ocasiones, se puede remontar a la capilla que se hizo construir Álvaro de Luna en Toledo. Sin embargo, la estructura de la capilla como tal solo se entiende al considerar que lo que hizo Chacón fue “absorber” la capilla que adquirió su suegro, Pedro Fajardo, y ampliarla conforme sus designios, dándole así la forma que tiene actualmente. En esta encontramos también la muestra principal de que es más Chacón que Fajardo, pues el escudo de armas que figura de forma más prominente es el de esta familia; no es que no estén presentes los escudos de los Fajardo, pero tienen una menor importancia dentro del conjunto de la capilla. 

Escudo de armas de Juan Chacón según el Libro de Armería de Diego Hernández de Mendoza [dibujo]. Recuperado de https://www.misapellidos.com/ver_escudo-de-Chacon-20054-1.html, editado por mi.

Lo curioso, de todos modos, es su recargada decoración en el interior: un vistazo inicial puede casi dar una sensación de casi horror vacui, con una talla de la piedra muy intricada y detallada, símbolo de que no se trata de una simple capilla funeraria para la familia, sino de un símbolo de ostentación del poder de la familia de los Chacón-Fajardo. Además, la bóveda estrellada, aunque común en el resto de España en cuanto a monumentos funerarios se refiere, cobra un especial significado si se compara con la Rotonda del Santo Sepulcro en Jerusalén, puesto que de esta forma se podría ver como una representación del final de una cruzada satisfactoria. O no. Pero de lo que sí que no cabe duda es que esta sala estuvo decorada con las banderas y pendones arrebatadas a sus enemigos en batalla; una colección que venía desde hace tiempo ya, con las traídas por Alfonso Yáñez Fajardo tras la batalla de los Alporchones de 1452 hasta incluso las que, posteriormente, traerá consigo el Marqués de los Vélez tras sofocar las revueltas de las Germanías en Orihuela y Valencia. Todo esto contribuyó seguramente a que la capilla causase una gran impresión que, sin duda alguna, era la intención original de sus idearios y autores.

Ahora bien, cuando hereda esta obra el Marqués, poco tardó en perder interés en ella; al fin y al cabo, las obras en el castillo de Vélez Blanco no se iban a hacer solas y, para colmo, la capilla le estaba dejando casi en bancarrota. Por ello, se puede explicar que hayamos dicho que su decoración está incompleta: si se examina cuidadosamente, se puede ver que no solo el Cristo expuesto no corresponda con los cánones propios de una capilla funeraria (en vez de ser uno resucitado, está crucificado), es que las hornacinas vacías que rodean la parte superior de la capilla deberían haber tenido originalmente a representaciones de los doce apóstoles.
 
Para terminar con nuestro pequeño tour de la capilla, solo diremos que, en los arcosolios de donde deberían estar enterrados los miembros de la familia, existen unos relieves que representan una serie de bestias fantásticas y animales salvajes en continua pelea, con niños ocasionalmente montándolos. Estas imágenes, según como se interpreten, o bien se trata de una alegoría de las virtudes contra los vicios o bien es una alegoría a un mundo propio de la nobleza: la caza (aunque con un tinte de fantasía que provendría de las novelas caballerescas, tan populares en estos momentos).¿Qué por qué no estaban enterrados allí? Pues porque al final nadie se puso de acuerdo en dónde enterrarlos: Juan Chacón quiso enterrarlos ahí en sarcófagos, como quería hacer también Gil Rodríguez de Junterón; el Marqués, sin embargo, los quiso enterrar en la capilla mayor, lo cual le fue denegado por orden expresa de Carlos I; su hijo, II Marqués de los Vélez, Luis Fajardo, los quiso enterrar sepultados; y al final se les acabó enterrando en la iglesia de la Magdalena que nuestro Marqués edificó en el castillo de Vélez Blanco.

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjJXbNzZDM-MlAOlXeI5lvCkLVCY4IIdgSCmMmCicyfQh0S0I_TIRfPBc-AhCPFqsvsRHIqGDZRnOE80IlttML9XvBoGLRsIkLrrBFAGTHGN-OczpM2OgSym8tAFAh64-Xrjy4gVWeUQAw/s1600/la-bella-catedral-de-murcia-45790ff521ecb2d8392e79cb80518fb8.jpg
Capilla de los Vélez [foto]. Recuperado de https://blogarteehistoria.blogspot.com/2017/03/comentario-de-la-capilla-de-los-velez.html. Se pueden apreciar aquí las hornacinas vacías y los arcosolios donde deberían estar los sarcófagos familiares, así como la zona que debería de haber cuberto el inexistente retablo, en la actualidad ocupada por un lienzo de San Lucas pintando a la Madonna del Popolo, firmado por Francisco de gandía en 1607 (curiosamente, fue encargado por el III Marqués de los Vélez, don Pedro Fajardo Requesens).


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