Ya dijimos que, respecto a todas
las construcciones del Marqués, se puede hablar del castillo de Vélez Blanco casi
como su magnum opus, la niñita de sus ojos; desde el mismo momento en
que empieza a hacerlo es el proyecto que ocupa casi todo su tiempo y
financiación. Pero lo que hay que tener en cuenta es que no nos referimos
simplemente a un castillo como una mera plaza fuerte fortificada, porque en
este caso, es tanto un castillo como una estructura palaciega.
Este castillo-palacio no surgió ex
novo, sino que se construyo sobre los restos de la antigua alcazaba
musulmana que estaba allí presente, y de la que solo se conservaron algunos
restos de muros y el aljibe, reutilizados en la obra. De hecho, la obra entera
se justificó como una reforma de esta fortaleza nazarí en ruinas, puesto que
los Reyes Católicos habían impuesto una prohibición a que los nobles pudiesen
erigir fortificaciones como la que estaba haciendo ahora mismo para que no
pudiesen acumular más poder frente a la monarquía; y es que no hay que olvidar
tampoco que don Pedro no era aún Marqués de los Vélez en el momento que se
empezó a construir el castillo en 1506.
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Sobrino Torrens, R. Fachada del castillo de Vélez Blanco. Recuperado de https://www.castillosnet.org/espana/album.php?ref=AL-CAS-082&fot=1033. |
La fortaleza comenzó a
construirse siguiendo un modelo gótico, aunque muy tardío, pero tardó muy poco
en cambiar a un estilo renacentista, lo cual nos revela quizás las
preocupaciones humanistas del Marqués, el cual ya dijimos que había sido durante
toda su juventud un consumado humanista. En su temprana adopción de un estilo
renacentista se asemeja a otra fortaleza de la moderna Andalucía, el castillo
de la Calahorra, en Granada, de donde es muy probable que tomase ideas el
Marqués para el célebre Patio de Honor de su propia construcción. Sin embargo,
es curioso que el castillo, con una planta en forma de hexágono irregular, y
con muros de mampostería adaptados al terreno, sigan un esquema más propio de
una fortificación musulmana, lo que da muestras de que el sustrato granadino aún
tenía cierta fuerza en el momento de la construcción del castillo.
Pero hablemos ahora un poco de lo
que hace de este castillo algo más: el Patio de Honor. En esta estructura
central es donde radica el Renacentismo presente en el castillo. Hecho en
mármol blanco de Macael, está profusamente decorado siguiendo los esquemas del Quattrocento
italiano. Cuando nos referimos a
estos elementos renacentistas del patio nos referimos a una rica decoración
escultórica, con grutescos y otras esculturas decorando enjutas e intradios de los arcos, cornisas, y
pilastras de las balaustradas, así como una serie de capiteles como los que se estilaban en el
norte de Italia, decorados de la misma forma. Todo forma una ecléctica mezcla decorativa, síntoma de una asunción de este nuevo estilo como algo italiano en general, sin atender a las características e indiosincrasias regionales de este, por lo que, como se puede ver, hay una mezcla de elementos desde la Lombardía hasta Bolonia.
Patio de Honor del castillo de Vélez Blanco, tal y como está expuesto en el MET. Recuperado de https://www.metmuseum.org/es/art/collection/search/199003 |
Sin embargo, la cuestión de su autoría no está clara. Entre otros, se baraja la opción de que se trate de Francisco Florentino (Francesco Lazzaro Torni), el cual,
curiosamente, también intervino posiblemente en la Puerta de las Cadenas de la Catedral de
Murcia, así como en la torre de esta (más curiosamente aún, su hermano, Jacopo
Lazzaro Torni, que fue quien termino el primer cuerpo de la torre, fue otro de
los grandes introductores del Renacimiento en España); o de Lorenzo Vázquez, maestro de obras en el castillo de Calahorra, de donde es posible que el Marqués se inspirase para dotar a su propio inmueble de elementos renacentistas; o del autor del Codex Escurialensis, Diego Mendoza, de cuyo libro bebieron todos estos primeros renacentistas españoles; o incluso que estemos ante una obra del propio don Pedro Fajardo y Chacón, a cuyos intereses humanistas ya nos hemos referido en varias ocasiones.
No obstante, el Renacimiento no
se manifestó solo de esta manera en el castillo. En unas estancias contiguas al patio,
los Salones del Triunfo y de la Mitología, existían una serie frisos con bajorrelieves en madera
que representaban el desfile triunfal de César y los trabajos de Hércules. Actualmente,
estos no se encuentran en España, sino en Francia, donde se encuentran actualmente
expuestos en el Museo de las Artes Decorativas en París.
Vídeo en que se muestran los frisos del Triunfo de César y los trabajos de Hércules.
Lamentablemente, conforme fue pasando el tiempo, el propio linaje de los Vélez fue perdiendo el interés en este castillo, quedando en un estado poco cuidado ya en el siglo XVII, y desde ese momento habitado muy irregularmente. Desde entonces, su condición solo fue empeorando conforme pasaron los años, tanto por las vicisitudes del clima como a elementos humanos como lo fue la invasión francesa. De hecho, ya en 1805, según un informe de un tal Ignacio de Ordeson, se reconocía la deplorable condición del inmueble.
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